martes, 16 de agosto de 2011

LA PERSONALIDAD SOCIAL

                                                                           
Notarás, en las características de la personalidad antisocial, que la inteligencia no es una pista para descubrirla. Son inteligentes, estúpidas o de capacidad media. Por lo tanto, la que es extremadamente inteligente puede ascender a alturas considerables, incluso a la altura de jefe de estado.
La importancia y la habilidad o el deseo de ascender por encima de los demás tampoco son indicios de la persona antisocial. Sin embargo, cuando llegan a ser importantes o a ascender, son bastante visibles por las amplias consecuencias de sus actos. Pero igualmente pueden ser personas sin importancia, o que ocupan cargos muy modestos y no desean nada mejor.
Así, las doce características presentadas son las únicas que identifican a la personalidad antisocial. Y estas doce, invertidas, son los únicos criterios de la personalidad social, si uno desea ser veraz respecto a ellas.
La identificación o designación de una personalidad antisocial no se puede hacer con honestidad y exactitud a menos que en el mismo examen de la persona también revisemos el aspecto positivo de su vida.
Todas las personas que están bajo tensión, pueden reaccionar con arranques momentáneos de conducta antisocial; eso no las hace personalidades antisociales.
La verdadera persona antisocial tiene la mayoría de las características antisociales.
La personalidad social tiene la mayoría de las características sociales.
Así que se necesita examinar lo bueno con lo malo, antes de poder designar verdaderamente al antisocial o al social.
Al revisar asuntos como estos, lo mejor es obtener testimonios y pruebas muy amplios. Uno o dos casos aislados no determinan nada. Debemos buscar todas y cada una de las doce características sociales y todas y cada una de las doce antisociales, y decidir basándonos en pruebas reales, no en opiniones.
Las doce características primarias de la personalidad social son las siguientes:
1. La personalidad social es concreta cuando relata circunstancias. “Pedro Méndez dijo...”, “el periódico La Estrella informó...”, y proporciona las fuentes de la información cuando es importante o posible.
Puede usar la generalidad “ellos” o “la gente”, pero raras veces en relación con la atribución de declaraciones u opiniones de carácter alarmante.
2. La personalidad social está ansiosa por transmitir buenas noticias, y se muestra poco dispuesta a transmitir las malas.
Es posible que ni siquiera se moleste en transmitir alguna crítica cuando no tiene importancia.
Está más interesada en hacer que el otro sienta que se le tiene simpatía o aprecio, que en conseguir que el otro le caiga antipático a los demás. Y tiende más a errar por dar seguridad que por criticar.
3. Una personalidad social transmite la comunicación sin mucha alteración; y, de omitir algo, tiende a omitir asuntos ofensivos.
No le agrada herir los sentimientos de los demás. A veces yerra al retener malas noticias u órdenes que parecen críticas o crueles.
4. El tratamiento y la reforma funcionan muy bien en la personalidad social.
Aunque las personas antisociales a veces prometen reformarse, no lo hacen; sólo la personalidad social puede cambiar o mejorar con facilidad.
Con frecuencia, es suficiente indicar a una personalidad social una conducta indeseada para que la mejore por completo.
No son necesarios los códigos penales ni el castigo violento para gobernar a las personalidades sociales.
5. Los amigos y compañeros de una personalidad social tienden a estar bien, a ser felices y a tener buen estado de ánimo.
Una personalidad verdaderamente social con frecuencia produce mejoría de salud o éxito con su sola presencia en el área.
Por lo menos, no reduce los niveles existentes de salud o estado de ánimo de sus compañeros.
Cuando se enferma, la personalidad social se cura o se recupera en la forma esperada y responde al tratamiento con buenos resultados.
6. La personalidad social tiende a seleccionar los objetivos correctos para corrección.
Arregla el neumático que está desinflado, en vez de golpear el parabrisas.
Por lo tanto, en las artes mecánicas puede reparar cosas y hacer que funcionen.
7. En general, la personalidad social termina los ciclos de acción una vez comenzados; siempre que sea posible.
8. La personalidad social se avergüenza de sus fechorías y está poco dispuesta a confesarlas; se responsabiliza de sus errores.
9. La personalidad social apoya a los grupos constructivos y tiende a oponer resistencia a los grupos destructivos o a protestar contra ellos.
10. La personalidad social protesta contra las acciones destructivas; apoya las acciones constructivas o de ayuda.
11. La personalidad social ayuda a los demás y se opone activamente a actos que los dañen.
12. Para la personalidad social, la propiedad pertenece a alguien, y evita o desaprueba el robo o abuso de ella.
La personalidad social actúa de forma natural, basándose en el mayor bien para el mayor número de personas y áreas de la vida.
No la persiguen enemigos imaginarios, pero sí reconoce a los enemigos verdaderos cuando existen.
La personalidad social quiere sobrevivir y desea que los demás sobrevivan; mientras que la personalidad antisocial, de manera real y encubierta, quiere que los demás sucumban.
Básicamente, la personalidad social quiere que los demás sean felices y que les vaya bien, mientras que la personalidad antisocial es muy hábil para hacer que a los demás les vaya realmente mal.
Sus éxitos no son un indicio básico de la personalidad social, sino sus motivaciones. Cuando tiene éxito, la personalidad social es, con frecuencia, el blanco de la antisocial, y por esta razón puede fracasar. Pero sus intenciones incluían a otros en su éxito, mientras que la antisocial sólo aprecia la ruina de los demás.
A menos que podamos descubrir a la personalidad social y mantenerla a salvo de la represión inmerecida, y podamos descubrir también a la antisocial y refrenarla, nuestra sociedad continuará sufriendo por la demencia, la criminalidad y la guerra, y el hombre y la civilización no perdurarán.
De todas las destrezas técnicas que existen en Scientology, esa diferenciación está en el lugar más alto, ya que de fallar, ninguna otra destreza puede continuar: pues la civilización, que es la base en que actúa, no estará aquí para darle continuidad.
No aplaste a la personalidad social, y no deje de hacer ineficaz a la antisocial en sus esfuerzos por dañar a los demás.
El simple hecho de que un hombre ascienda por encima de sus semejantes, o asuma un papel importante, no hace de él una personalidad antisocial; el simple hecho de que un hombre pueda controlar o dominar a otros, no hace de él una personalidad antisocial.
Lo que distingue al antisocial del social son sus motivos al hacerlo y las consecuencias de sus actos.
A menos que nos demos cuenta de las verdaderas características de los dos tipos de personalidad y las apliquemos, continuaremos viviendo en la incertidumbre de quiénes son nuestros enemigos; y al hacer esto, sacrificaremos a nuestos amigos.
Todos los hombres han cometido actos de violencia u omisión por los que podrían ser censurados. En toda la especie humana no existe un solo ser humano que sea perfecto.




jueves, 11 de agosto de 2011

ETIQUETA Y BUENOS MODALES


 Ejecutivos, profesionales y estudiantes se preocupan por tomar bien los cubiertos y por manejarse correctamente en sociedad.

En las clases de ceremonial y protocolo aumentaron 60 por ciento las inscripciones en dos años. El auge de los negocios con extranjeros incentivó la preocupación por comportarse bien.

La astucia de un empresario exitoso, la fama de un reconocido profesional o el glam de una estrella de cine puede evaporarse en cuestión de segundos con sólo extender una invitación a comer y colocar más de dos cubiertos en la mesa.

¿Por qué tenderle a alguien semejante trampa? Simplemente porque la mesa es la prueba de fuego, una 'cancha' donde hombres y mujeres de todos los niveles sociales prueban quiénes son realmente, de dónde vienen y, más importante aún, qué se puede esperar de ellos.

Si revolean los cubiertos mientras hablan o los 'esgrimen' para pinchar la tortilla de papas, entre otras barbaridades, habrán derribado su propio mito, al poner en evidencia la precariedad de sus modales, amén de haber tirado por la borda el futuro de sus negocios, quizás.

Y no estamos exagerando. No en vano, mientras unos les otorgan cero importancia a las reglas básicas de la etiqueta (como cierto funcionario argentino que durante una gira presidencial fue a una cena de gala en Washington y se bebió el agua del finger bowl, cuando en rigor el recipiente se usa para enjuagar los dedos después de comer mariscos), otros han comprendido que saber conducirse en público es la clave de la comunicación contemporánea.

Ese repentino afán de superación se traduce en la cantidad de personas que actualmente toma clases de ceremonial y protocolo social para pulir sus modales.

Un poco de historia
Ese interés por comportarse bien en público data de tiempos históricos, no prehistóricos. Los aztecas, por ejemplo, fueron gente educadísima, los primeros en usar un bol con agua para lavarse los dedos entre comidas. Los ingleses tienen un decreto firmado en 1724 que establece el lugar que ocupa la servilleta: siempre a la derecha.

Leonardo da Vinci fue quien instaló el uso de la servilleta en las cortes renacentistas, harto de ver cómo ataban los conejos a la pata de la mesa para que los comensales se limpiaran las manos en el lomo de los pobres bichitos.

Catalina de Medici fue la gran anfitriona de su tiempo, y en la Buenos Aires colonial brilló la Perichona. Ella misma servía a sus invitados y enviaba a sus mucamas a estudiar cocina en la escuela de Monsieur Ramón, el primer chef de la historia gastronómica argentina.

http://www.facebook.com/pages/Yo-Si-Soy-De-Clase/160955113973573
Normas básicas para no pasarla mal
Tome los cubiertos correctamente, no los revolee en el aire ni los esgrima mientras habla.

Una vez que levanta los cubiertos de la mesa para usarlos, nunca tocan de nuevo el mantel. En el descanso se los colocará en forma paralela sobre el plato, nunca a los costados.

No coma el pan del comensal vecino, el suyo es el que está a su izquierda. Y no se le ocurra trozarlo con cuchillo, se hace con la mano. Nunca haga bolitas con la miga.

Durante una comida nunca se habla de negocios, sólo en la sobremesa se pueden tocar esos temas.

No se llene la boca con comida y no hable con la boca llena.

Nunca hable a los gritos, así esté en una comida privada.

Es de mal gusto ir al baño durante un almuerzo o comida, formal o informal. También lo es colocar en la mesa el teléfono celular, cosa que, por otra parte, la gente 'fina' no usa o, por lo menos, lo desconecta.

Si le quedan restos de comida entre los dientes, procure no barrerlos con la lengua, es tan ordinario como usar escarbadientes.

Las mujeres suelen pintarse los labios en la mesa, pero hacerlo es una barbaridad. Si se le despintaron, mala suerte. Espere a ir al toilette para retocarse el maquillaje.

La servilleta se mantiene durante toda la comida sobre la falda, cuando se levanta definitivamente la deja sobre la mesa, nunca doblada como al principio. Y procure no usarla para limpiarse la nariz.

Al finalizar la comida, el primero que se levanta de la mesa es el anfitrión. El café se toma en la sala o en el living.

A menos que tenga conjuntivitis, nunca la gente educada usará anteojos oscuros en ambientes cerrados ni en días nublados. Y si está al aire libre, cuando hable con alguien sáqueselos. Lo mismo cuando le presentan a alguien.

Cuando recién se conoce a alguien, evite hablar sobre política o religión, temas tabú. Nunca pregunte la edad a las personas, ya sea trate de hombres o mujeres, ni el credo que profesa una persona. Evidenciará su falta de roce y ubicación.